Allí estaba yo, ya de vuelta en casa y con un bajón encima importante, se habían terminado nuestras vacaciones de verano; veníamos de pasar unos días en la playa y teníamos que volver al día siguiente a nuestra rutina, así que se me ocurrió que no podía haber una mejor manera de empezar la vuelta al trabajo que planeando otro viaje. Dicho y hecho, me senté delante del ordenador y me puse a buscar vuelos baratos para el mes de Noviembre ( que era cuando podíamos coincidir los dos y juntar tres días, que no sabéis lo complicado que es eso… y ya de paso celebrábamos nuestro undécimo aniversario ), el destino nos daba igual, lo único que teníamos claro era que nos íbamos a algún lugar de Europa; llevábamos desde que nació Paula viajando sólo por España, que nos encanta, pero habíamos perdido nuestra «rutina» de viaje por otros países y era el momento de volver a retomar esa costumbre y salir fuera. Encontramos vuelos por 9.90 euros / trayecto y lo vimos claro, nos íbamos a Toulouse; compramos los billetes, reservamos el hotel, le hicimos el dni a Paula y pedimos las tarjetas sanitarias, ahora solo quedaba esperar a que llegara el último fin de semana de Noviembre…
Día 1, Sábado.
El avión salía a las 6:50 de la mañana y Paula decidió que las 6:00 era una hora estupenda para despertarse y no volverse a dormir hasta la hora de la siesta, no era la primera vez que montaba en avión, es su tercer viaje en este medio de transporte y cada vez que monta está igual de emocionada ( tanto que dice que el avión es suyo, no me preguntéis porque.. ). En poco mas de una hora habíamos llegado a nuestro destino y si os soy sincera, no tenía muchas expectativas puestas en la ciudad; no teníamos demasiadas referencias de alguien que hubiera estado en Toulouse y no voy a volver a juzgar un lugar hasta que lo haya visitado porque nos sorprendió muy gratamente. Fue un viaje en el que comimos bien, dormimos bien, es una ciudad pequeña perfecta para recorrerla a pie, ideal para un fin de semana, con muchos sitios interesantes y con un montón de zonas verdes, jardines, parques y con varios planes geniales, perfectos para hacer con niños.
Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Toulouse Blagnac fuimos a por el carro de Paula y cogimos el autobús que te lleva al centro, hace varias paradas, una en la estación central de Gare de Tuolouse-Matabiau que fue donde nos bajamos y otra justo en la calle de al lado del hotel en el que habíamos reservado; de esto obviamente no nos dimos cuenta ya que en las indicaciones de la pagina del hotel nos ponía bajarnos en la de la estación, así que nos dimos un paseo. El trayecto son unos 20 o 30 minutos dependiendo del trafico y los billetes cuestan 8 euros por persona, los mas pequeños no pagan.
- Hotel Ibis Toulouse Centre: Es un hotel de tres estrellas que estaba bastante mejor de lo que me esperaba, pagamos 100 euros por las dos noches los tres ( había hoteles mas baratos y también mas caros, por supuesto, pero en este nos ponían una cuna para Paula, estaba muy cerca del centro y ademas tenia wifi, así que nos pareció una buena opción ) y decidimos desayunar fuera porque nos cobraban casi 10 euros por persona y día si desayunábamos allí. Llegamos al hotel a las 9:30 horas con la intención de dejar las maletas y volver luego a acomodarnos, pero para nuestra sorpresa tenían la habitación preparada; en recepción fueron bastante agradables en todo momento y ademas hablaban español, eso nos ayudo bastante a entendernos mejor. La habitación era lo suficientemente grande como para que ademas de tener una cama muy grande para nosotros entrara la cuna para Paula y ademas hubiera hueco para poder sentarnos a cenar ( las dos noches nos llevamos la cena al hotel y nos la tomamos allí ), el baño era bastante pequeño pero nos apañamos mejor de lo que pensaba y por poner una pega, las vistas no son buenas, dan a unas oficinas… La ubicación nos pareció ideal, desde aquí pudimos recorrer toda la zona centro de la ciudad a pie, esta al lado de la calle principal de compras, donde puedes encontrar tiendas de todo tipo; se tarda unos 10 minutos en llegar al Capitole y en 2 minutos estas en la parada de autobús Jeanne d’Arc que es el bus que te lleva directamente al aeropuerto.
Una vez que habíamos dejado las maletas en el hotel nos fuimos a buscar un sitio en el que poder desayunar y encontramos una pastelería / panadería con un montón de cosas super apetecibles tanto dulces como saladas ( y no me acuerdo del nombre del sitio… Si, lo sé, soy un desastre ) así que nos tomamos un par de bollitos y seguimos nuestro camino hacia el centro de la ciudad por una de las avenidas principales, la Rue d’Alsace Lorrain y según sentarnos en esta calle nos encontramos con un tiovivo precioso, uno de los cuatro que hay en la ciudad y claro, os podéis imaginar la cara de Paula cuando lo vio; bueno y no solo esa vez, sino cada vez que volvía a verlo al pasar por este lugar, así que optamos por bordear la plaza donde estaba situado cuando teníamos que pasar porque si por ella fuera se hubiera montado todas las veces que lo vimos y os aseguro para los que no tenéis niños, que lidiar con una niña de dos años no es fácil… Al final se montó, pero sólo una vez. La calle estaba llena de un montón de tiendas de todo tipo y nos llamó mucho la atención la cantidad de ellas que había relacionadas con el rugby ( carisisimas por cierto ); la verdad es que para ser Sábado no estaba demasiado abarrotada y se podía pasear tranquilamente sin agobios.
Llegamos al Capitole y estaba todo vallado, habían cerrado toda la plaza y habían montado una pantalla gigante para retransmitir un partido de rugby que pondrían por la tarde; no nos podíamos quedar a verlo, aunque he de reconocer que nos picaba el gusanillo a los dos. Ya se acercaba la hora de comer, en Francia comen bastante pronto y dimos una vuelta por las calles que se encuentran al otro lado del Capitole y nos encontramos una plaza con varios restaurantes donde poder comer y elegimos la creperie Saint Georges ( 7 Place Saint Georges ); hacia muy buen día así que nos sentamos en la terraza, se me habían antojado unos creps y tomamos un menú con crep salado y otro dulce que estaban bastante ricos, incluían también un vino dulce super bueno y la cuenta nos salió por 25’80 euros; el chico que nos atendió fue muy amable y nos calentó la comida para la niña. Después de comer y con Paula dormidísima nos fuimos rumbo al jardín Compans-Caffarelli e hicimos una parada en la Basilique Saint-Sernin, es una de las iglesias románicas que siguen en pie mas grande de Europa y dentro podemos encontrar una cripta de dos pisos y un órgano del siglo XIX, además de la galería de los santos cuerpos; la entrada es gratuita salvo el acceso a la cripta y al deambulatorio que son 2,50E, aquí los menores de 15 años tampoco pagan.
Cuando terminamos nuestra visita seguimos el camino hasta el jardín y como Paula seguía dormida decidimos pasar directamente al jardin japones, esta situado en el centro del jardin Compans-Caffarelli, al que nos dirigiriamos después; este jardin que ha obtenido la distinción de «jardin notable» cuenta con un pabellón del té, esta rodeado por plantas, arboles y flores, caminos de piedra para pasear, un puente para cruzar el estanque que hay en medio, una zona en la que nos encontramos un jardin zen; en definitiva, un lugar precioso perfecto para relajarse y poder tener Japón un poquito mas cerca.
Terminada nuestra visita, nuestro momento de relax y con Paula ya despierta nos fuimos a una zona del otro jardín en el que había un lago enorme rodeado por montones de arboles con unos colores muy bonitos, aprovechamos para dar de merendar aquí a la niña y cuando terminó fuimos directos a un espacio que hay dedicado para los mas pequeños; un parque enorme con columpios para todas las edades, aqui está otro de los tiovivos de la ciudad y ademas hay un bar al aire libre en el que os podéis sentar a tomar algo. Si os gustan los paseos al aire libre por zonas verdes, este jardin es ideal para todos.
Se nos estaba haciendo de noche así que dimos un paseo por el Boulevard Lacrosses con intención de buscar algo de cena para llevarnos al hotel y después de haber hecho un intento fallido en el Carrefour que nos encontramos ( era todo carísimo, casi mas caro que comprar en un puesto de la calle… ), nos topamos con un restaurante italiano La Piazza Papa que tenia muy buenos precios y nos preparaban la comida para llevar; pedimos una pizza gigante con varios ingredientes y en 10 minutos la teníamos lista para llevarnosla, nos lo prepararon todo y nos metieron en la bolsita cubiertos y una ensalada de regalo, nos costo 10’50 euros todo y estaba muy bueno. Nos lo comimos en la habitación del hotel y decidimos que era el momento de irnos a dormir, despues de todo el día caminando y del madrugón que nos habíamos dado estábamos demasiado cansados.
Día 2, Sábado.
Lluvia, lluvia y mas lluvia, así amanecía la previsión del tiempo en nuestro segundo día en Toulouse, iba a tardar un poquito en empezar a llover, asi que desayunamos y nos pusimos en marcha lo mas rápido que pudimos para poder disfrutar un poco del dia sin lluvia. Buscamos un plan a cubierto para pasar el dia y nos dirigimos a la otra punta de la ciudad, paseamos por un boulevar que nos llevaba casi directos desde nuestro hotel hacia nuestro destino, el Muséum de Toulouse y por el camino, a la altura del Capitole nos encontramos con un parque muy pequeñito con un tobogán de esos en los que cabeis varios y ya que Paula quería montar, obviamente, vi la excusa perfecta para montarme yo también, me encanta.
Seguimos avanzando y llegamos a un pequeño jardín justo antes de entrar en el que nos paramos a disfrutar del estanque con patos, no duramos demasiado, comenzó a llover mucho y entramos en el museo, ya de por si según entras es impresionante y el interior no se queda corto, las entradas nos costaron 7 euros a cada uno, menos a la niña que entro de manera gratuita. Es un museo de historia natural precioso en el que a parte del propio museo hay un jardin botánico del que disfrutamos un rato cuando la lluvia dió un poco de tregua, la entrada esta incluida dentro del precio; comimos allí, en el restaurante que tienen dentro del museo, Le Moai; es verdad que fue el sitio mas caro en el que comimos pero la comida estaba muy buena, tienen parte del menú tipo buffet para que elijas lo que quieras y luego los platos principales te los preparan en el momento, ademas tienen micro para calentar la comida de Paula y trona, que nos vino estupendo. Pedimos un plato principal cada uno, mas la bebida, postre degustación a compartir y café, la cuenta salio por 40 euros, a nosotros nos gusto mucho. Para terminar nuestra visita en el museo y después de varias horas alli, pasamos por la tienda de regalos del museo IMPRESIONANTE, soy fanática de los «juguetes» educativos para los niños, creo que son maravillosos, todo lo que sean libros, construcciones de madera, juegos sobre animales e historia… Catalogado perfectamente por edades, de calidad y muy bonitos, merece la pena entrar.
Cuando terminamos la visita al museo salimos al jardín de las plantas, diluviaba, íbamos super preparados, la niña iba en carro con la burbuja de lluvia y nosotros a parte de los paraguas llevábamos chubasqueros, aun así se nos hacia complicado ver el jardin y es una pena porque es precioso, tiene montones de arboles y plantas, un estanque con patos, con cisnes y con ocas, también hay pavos reales paseando y tiene una zona para niños con otro de los tiovivos de Toulouse. Pese a la lluvia tengo un recuerdo muy bonito de este sitio, estábamos casi llegando a la salida del jardin, mientras nos empapábamos y encontramos un árbol enorme, ya que no había tormenta, solo llovía, nos metimos debajo a esperar que amainara un poco y allí debajo habia un micro clima increíble, no nos mojábamos y sentados en el césped veíamos como caía la lluvia en el exterior; parecerá una tontería pero es un momento especial que guardo de este viaje.
Por fin dejo de llover con tanta intensidad y nos fuimos a dar un paseo por las orillas del río Garonne, es bastante grande ( nace en España, por cierto ) y esta rodeado de arboles por ambos lados en la mayor parte del rio, tiene varios puentes que lo cruzan y uno de los mas conocidos es el Pont Neuf, uno de los mas antiguos de la ciudad, llegamos atravesándolo al otro lado de la ciudad para ir al jardín Raymond-VI; es uno de los jardines mas nuevos que hay en Toulouse, perfecto para pasear y ver todas las plantas que tienen en su jardín botánico didáctico, ademas las vistas del rio desde aquí son realmente bonitas. También dispone de un parque infantil que tiene el ultimo tiovivo que nos faltaba, pero este es especial, es de madera.
De aquí nos fuimos a buscar un sitio en el que poder cenar y como el día anterior habíamos estado en el jardín japones pues decidimos que una buena opción ir a por sushi para llevárnoslo, era muy cómodo coger la comida de la tienda y cenarla tranquilamente en la habitación, ademas la noche de antes ya le habiamos echado el ojo cuando pasamos por delante. El sitio se llama Sushi Shop, tiene bandejas ya preparadas o bien te las pueden preparar en el momento, disponen de una carta y eliges la combinación que mas te apetezca; nos llevamos una bandeja de 18 piezas que nos salió por 13 euros y al ser bastante grandes no nos quedamos con hambre, en la bolsa te lo preparan todo para que no te falte de nada cuando te lo llevas, las servilletas, los palillos, la soja, el jengibre y el wasabi. La cena estaba muy rica y después de esto, era la hora de irse a descansar.
Día 3, Lunes.
Era nuestro último día en la ciudad y a media tarde salía nuestro vuelo de vuelta a Madrid así que dejamos las maletas en recepción y nos fuimos a la Place du Capitole ya que cuando estuvimos el primer día no pudimos entrar y nos quedamos con las ganas de hacer una foto típica con el Capitole de fondo, es una plaza bastante grande y alrededor hay montones de tiendas y varios restaurantes donde poder comer.
Después de recorrer las calles que salían de la plaza para comprarnos un vasito de Toulouse ( si, coleccionamos vasitos de sitios… A veces son tazas, otras jarras, otros vasos de chupito, otras imanes imitando a vasos; en fin que nos mola ponerlos en la estantería ) y ya acercándose la hora de la comida empezamos nuestra búsqueda de un lugar en el que pararnos todos a comer y la verdad es que cuanto mas cerca estabas del centro, mas caro era todo; así que nos fuimos alejando y en una de las callejuelas nos paramos, el olor que salía de aquel restaurante era increíble, miramos la carta, no entendíamos nada, era un restaurante libanés y los precios de los platos eran bastante asequibles, así que sin pensarlo mas entramos. El sitio se llama S com Saj, esta el 87 Rue Pargaminières justo detrás de la Place du Capitole, es un local super pequeñito, tuvimos que plegar el carro para poder entrar y ponernos en una esquina en la entrada para poder abrirlo de nuevo y poder dar de comer a la niña; toda la comida la preparaban detrás de una barra en la que veíamos en todo momento lo que estaban cocinando, pedimos dos bandejas en las que viene un poco de todo, llevaba una especie de wrap vegetal o de carne, humus, ensalada especial, pan libanés y algo parecido a unas espinacas; estaba todo buenísimo, las dos bandejas y una cerveza libanesa nos salió por 28 euros. No tenían microondas y nosotros llevábamos un potito para Paula, asi que se las apañaron no se como ( creo que al baño maría ) para calentarnos su comida; el trato del personal fue muy amable. Nos encanto.
Cuando terminamos de comer era el momento de ir a recoger nuestras maletas y de coger el autobús con destino al aeropuerto para volver a casa. Aquí terminaba nuestro ultimo viaje del 2016. Esperamos que el 2017 venga cargado con un montón de viajes mas.
OTROS PLANES QUE HACER
A nosotros no nos dio tiempo a hacer nada mas en este viaje pero hay varios planes que nos gustaron y nos quedamos con las ganas, así que os los cuento.
- Carcassonne. Si os sobran días hay varios lugares cerca que podéis visitar y que merecen la pena ( esto lo tenemos pendiente para un próximo viaje ), uno de ellos es Carcassonne, que esta a una hora de distancia, es una ciudad medieval fortificada que ha sido declarada patrimonio mundial por la Unesco, la visita al casco antiguo para recorrer sus estrechas calles es obligatoria, al igual que el castillo condal dentro del recinto amurallado.
- La Cité de l’espace. Muy cerquita del centro de Tuolouse nos encontramos 2500 metros cuadrados de exposiciones interactivas donde podemos realizar el entrenamiento de un astronauta con el simulador de caminar por la luna, podemos ver todo tipo de aparatos espaciales a tamaño real en los jardines y ademas podremos disfrutar del IMAX 3D, el planetario y montones de actividades para los niños. La entrada cuesta unos 24 euros por persona, para los niños de hasta 15 años tiene un coste de 21,50 euros y los menores de 5 años entran de manera gratuita.
- Le canal du Midi. un lugar perfecto para recorrerlo a pie, en bici o navegándolo en un barco; este canal va desde Toulouse hacia el Mediterráneo y esta declarado como patrimonio mundial por la Unesco; perfecto para relajarse un rato.
- Comprar violetas. Si hay una flor que represente a Toulouse, esa es la violeta; se usa mucho en perfumerías pero sobre todo nos la encontramos en montones de tiendas en forma de caramelo y te las daban a probar en muchos sitios.
- Ver un partido de rugby. Nos encanta el rugby, nos volvimos muy aficionados en nuestro viaje a Sudáfrica y ver un partido en directo tiene que ser espectacular; en toda Francia es un deporte muy importante y aquí tienen su propio equipo, el Toulouse Olympique XIII.
- Convent des Jacobins. El convento de los Jacobinos es un antiguo monasterio de los dominicos que ha sido restaurado en el 2015 y solo verlo por fuera ya llama la atención, la visita al claustro esta facilitada con varios soportes multimedia para no perderse nada.
- Musée des Augustins. Este museo esta situado en el convento de los Agustinos y conserva un conjunto de esculturas medievales a parte de varias colecciones importantes de pinturas y un claustro en el que podemos encontrar varias gárgolas y montones de plantas aromáticas.